La crisis climática amenaza la seguridad alimentaria y aumenta las enfermedades transmitidas por los alimentos, el agua y los vectores, como la malaria, mientras que los impactos también afectan negativamente a la salud mental. En ese contexto, profesionales de la salud de todo el mundo alzaron la voz para exigir a los países que hagan más para abordar la crisis climática: la Organización Mundial de la Salud publicó su informe especial de la COP26 sobre el cambio climático y la salud, en el que se formulan 10 recomendaciones para la acción climática con el fin de garantizar una recuperación sostenida del COVID-19, así como una carta abierta firmada por más de dos tercios del personal sanitario mundial -más de 45 millones de profesionales de la salud-, en la que se pide a los líderes nacionales y a las delegaciones de los países que participan en la cumbre que intensifiquen la acción climática.